EL ARRIERO Y EL TRANSPORTE TERRESTRE EN EL CONO SUR
EL ARRIERO Y EL TRANSPORTE TERRESTRE EN EL CONO SUREl arriero se dedicó al transporte terrestre del Cono Sur en recuas de mulas a través de la Cordillera de los Andes desde el siglo XVI hasta comienzos del siglo XX. A lo largo de ese lapso, el arriero conectó los mercados del Atlántico y el Pacífico, sobre todo entre Buenos Aires y Santiago de Chile, y fue un constante animador de la vida económica regional.La importancia del arriero se vio potenciada también por la impracticabilidad de la ruta marítima, pues el Cabo de Hornos y el Estrecho de Magallanes ofrecían obstáculos casi insalvables
Como cada viernes se realizó la reunión virtual con todos los Directores de FENARO
Como cada viernes se realizó la reunión virtual con todos los Directores de FENARO.Se comenzó a las 21 horas en punto.Presentes:Luis Ordóñez M. - Presidente FENARO Manuel Aguilera A. - Vicepresidente FENARO Carlos Sepúlveda A- Tesorero General Luis Román S.-Secretario Marcelo Cornejo R. -Director Guillermo Matus H-Director Alejandro Sánchez G. -Director Marcela Medina A. -ComunicacionesEn una extensa jornada se profundizaron varios temas :Carné Seguro Rodeo de Un Día Reuniones con Asociación (videollamadas) Monto tarjeta Bocados Reglamento Reunión virtual Delegados Doping Página FENAROMarcela Medina Adán FENARO
La historia de la Familia Lizana
La historia de la Familia Lizana en el oficio comienza con Don Héctor Lizana Gutiérrez, quien en el año 1936 acompaña a un organillero vendiendo pelotas de aserrín por las calles y plazas de Santiago de Chile. En el año 1938, Don Héctor pasa a tocar el chin-chin. En ese andar conoce a su mujer, la Señora Graciela Quezada y con la cual contrae matrimonio a mediados del año 1946. De esa unión nace en 1949 su primer hijo Don Manuel Lizana Quezada.En el 53 Don Héctor obtiene su primer organillo el cual trabajaba con su hijo Manuel, quien además tocada el
Parte de la historia del transporte público
Parte de la historia del transporte públicoPara cubrir toda el área urbana de Santiago se desarrolló en pocos años, una red de carros tirados por caballos, conocidos como carros de sangre. Los primeros que existieron en la capital circularon por las calles Ahumada y Estado hasta el mercado y favorecieron al comercio. Pronto la red creció hacia el sur por Arturo Prat y San Diego, hacia el poniente hasta Estación Central y también por calle Catedral, Rosas y San Pablo, trayectos que eran realizados por más de 200 carros de sangre y una dotación de mil caballos. En 1896 sus servicios se