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Federación Nacional de Rodeo Y Clubes de Huasos de Chile

La línea “Cuevana” de caballos chilenos

 

La línea “Cuevana” de caballos chilenos

caballos Cuevanos por Rugendas

Pedro de las Cuevas y Guzmán fue uno de los criadores más famosos y trascendentes de la historia de la raza chilena de caballos.Sus conocimientos zootécnicos los adquirió desde niño y de manera autodidacta, ya que su padre, José de las Cuevas y Cárdenas, ya contaba con un criadero bien formado con caballos criollos en la segunda mitad del siglo XVIII, siguiendo la tradición criadora de su familia en nuestro país, desde la época de la Conquista. Así, fue escogiendo los mejores ejemplares para finalmente dar origen a tres castas o familias de caballos “cuevanos”, cada una de acuerdo a la función que desempeñaban en el campo.

De su criadero, llamado “El Parral de Doñihue”, vienen los más importantes ejemplares fundadores de linajes que llegan hasta el día de hoy en nuestro país, como el célebre potro “El Caldeado”, “el primer potro con antecedentes claros, de raza chilena, nacido alrededor de 1840, con el mérito de ser el potro criollo ‘conocido’ más antiguo de Sudamérica” y padre del “Bayo León” (nacido en 1858); “El Quebrado”, “el más grande Jefe de la Raza de todos los tiempos” -bisabuelo del famoso “Angamos I”-; el “Traidor” -tatarabuelo del “Africano”-; las madres de “Guante II” y “Cristal I” -bisabuelo de “Estribillo” y “Taco”-; el “Halcón I”, etc, etc.

Las tres familias de caballos “cuevanos” fueron:

  • 1. El ‘”veloz de carrera”‘ o “canchero”, al que Pedro prestaba la mayor atención, ya que era un gran aficionado a esta práctica. Estos caballos de carrera resultaron invencibles en todas las canchas de la época en las que compitieron. El reproductor que le proporcionó lo mejores caballos en velocidad fue “El Caldeado”, potro que reunía condiciones excepcionales de personalidad, como su buen temperamento, inteligencia y nobleza, sin embargo, este ejemplar no poseía una morfología armoniosa ni perfecta, pero si tenía una musculatura formidable. “El Caldeado” engendró una vasta descendencia que llega hasta el día de hoy, caracterizada por su gran agilidad, docilidad y mansedumbre a toda prueba, además de poseer una notable aptitud para las carreras. Este tipo de caballo, junto con el “trotador de brazo”, fueron entrando en un progresivo desuso en 1845 con la introducción en Chile del caballo inglés de carrera.
  • 2. El ‘”trotador de brazo”‘ o “vistoso”, apropiado para paseos públicos y “para lucir a sus jinetes en las fiestas de pueblo”. Los de “trote braceado”, eran los más apetecidos por el jinete de lujo de la gran ciudad. Se trataba del caballo característico de hombre aristocrático de Santiago de Chile de 1850, el caballo predilecto del “señorito” de la sociedad santiaguina. Era éste un caballo mucho más basto y grueso que el caballo tipo “de carrera”, y poseía formas redondas y musculosas, exhibiendo una gran talla o alzada, próxima a las siete cuartas, es decir entre 155 y 165 centímetros, y “una vistosa presencia ”. Respecto de este tipo de caballo, Uldario Prado Prieto relata:
“Entre los hacendados más presumidos que descollaban por el lujo de sus caballos “cuevanos” de esta casta en aquellos años de la primera mitad del siglo XIX se registran los nombres de Don Leonardo Portales y Baeza (hijo de Don Manuel Portales y Palazuelos, y albacea testamentario y “apreciado nieto político” de Don Pedro de las Cuevas y Guzmán, ya que Don Leonardo era casado con la nieta de éste, Doña Rosario de las Cuevas y de las Cuevas de Portales), Don Rafael Martínez de la Torre y Jaraquemada (hijo de Doña Paula Jaraquemada), Don José Miguel Carrera y Verdugo, Don Manuel María Figueroa, Don Enrique Campino y los de los señores Calvo, de Nancagua, todos quienes habían adquirido sus ejemplares en el criadero del señor Cuevas “por relación de amistad, de generosos obsequios por parte de su dueño, o bien a precios convencionales, pues el señor Cuevas avaluaba sus caballos, generalmente, como una mercadería que no podía tener cotización en el comercio usual de esos tiempos.Uno de estos caballos, por el cual se interesó el gran hacendado de Bucalemu, Don Manuel José de Balmaceda y Ballesteros – padre del Presidente Don José Manuel Balmaceda – “le costará muchas vacas y muchos bueyes para conseguirlo”. Este caballo fue el famoso “El Dije”.

Uno de los últimos de esta clase criado por Don Pedro de las Cuevas y Guzmán, lo dejó en legado testamentario a su gran amigo Don Rafael Martínez de la Torre y Jaraquemada, dueño de la antigua Hacienda de Paine. Este ejemplar fue después el tronco origen de una conocida casta apodada “Painina”, de cualidades muy apreciadas. Se ha escrito que este padrillo que engendró “las paininas” de Martínez de la Torre, fue quizás el mejor entre todos los de su tipo. Así lo estimó el propio Don Pedro de las Cuevas”.

  • 3. El ‘”corralero”‘, que era perfecto para las labores propias del campo, ya sea en corrales cerrados o en rodeos a campo abierto o en la montaña. Se caracterizaba por ser dócil a la rienda, muy valiente y de gran coraje. Este tipo de caballo “cuevano” es el que finalmente prosperó y su descendencia llega hasta nuestros días, siendo el origen del caballo chileno “corralero”, de gran belleza y  usado en nuestro deporte nacional, el Rodeo Chileno.

A la muerte de Pedro de las Cuevas, se remataron sus cuantiosos bienes en 1862, de entre los que destacaban grandes manadas de caballos y yeguas “cuevanas”, que fueron adquiriendo los principales criaderos de las zona central de Chile, perpetuándose de esta manera, hasta el día de hoy, la sangre “cuevana” en los caballos de raza pura chilena. De éstos criaderos destacan el “Aculeo” de Miguel Letelier Espínola; el criadero “El Cardonal” en Paine, de los hermanos Alejandro y Ambrosio García-Huidobro Echeverría; el criadero “El Principal” en Paine, del Marqués de Casa Real Vicente Egidio García-Huidobro y Morandé; y el criadero “Los Bronces” en Doñihue, de Diego Vial y Guzmán.

 

 

Marcela Medina Adán

FENARO