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Federación Nacional de Rodeo Y Clubes de Huasos de Chile

El asoleado se elaboraba en una zona marginal dentro de la industria vitivinícola tradicional de Chile

Asoleado de Cauquenes y Concepción, vino chileno con Denominación de Origen

 

El asoleado se elaboraba en una zona marginal dentro de la industria vitivinícola tradicional de Chile, signada por pequeñas propiedades de producción principalmente artesanal. Así lo establecía la relativa pobreza de los terrenos, lo que marca una importante diferencia social con las zonas más ricas del país.

La región del Maule, incluyendo Cauquenes, era un territorio pobre y con limitado desarrollo económico en el siglo XVIII.Así lo señalaban recurrentemente sus autoridades, organizadas en el Cabildo de Talca.En 1764 “la mayor parte de los vecinos de este partido, se compone de sujetos pobres y miserables”. Además, “las pulperías, tiendas, viñas y especies (son) cortas y de poco valor”.En este marco de pobreza, el cabildo carecía de recursos para cumplir sus funciones más básicas, llegando en cierto momento a denunciar una “total carencia de medios”. En este contexto, muchas veces fue necesario cancelar la celebración de fiestas cívicas y religiosas, tan típicas de las ciudades de América colonial.De hecho, en los primeros treinta años de vida de la villa de San Agustín de Talca, solo se había podido pasear el estandarte real “dos o tres veces.”

La economía del Partido del Maule estaba centrada en la producción agropecuaria. La ganadería representaba dos tercios de la riqueza regional y tenía su centro en la cría de ganado ovino y actividades derivadas (tejidos de lana, cueros curtidos y quesos). Sobre esta base surgió el primer producto típico chileno: el queso de Chanco, este logró convertirse en el más famoso queso chileno en los siglos XVIII y XIX (Lacoste et al., 2014).

Después de la ganadería, la rama más dinámica de la economía maulina era el cultivo de la vid y la elaboración del vino. En este ámbito, la zona de Cauquenes representaba un espacio singular de la viticultura chilena tradicional. Una simple comparación con la zona núcleo permite contemplar las diferencias. En los alrededores de Santiago y en el valle del Maipo, en los siglos XVII y XVIII, se establecieron las haciendas más ricas, dentro de ellas surgieron las viñas más prósperas y con mejores instalaciones y equipamientos. La mayor disponibilidad de capital facilitó que en la zona central las viñas contaran con canales de riego, sistemas de sostén y conducción más elaborados (braseros y parrales). Las bodegas eran sólidas construcciones de dos plantas, techos de tejas y, a veces, con sótanos de conservación de los vinos. Los lagares eran muchas veces construcciones sólidas de piedra labrada o cal y ladrillo. A mediados del siglo XIX en la zona central ingresaron las cepas francesas, los agrónomos europeos y los nuevos métodos que tendían a modernizar la producción vitivinícola nacional, siguiendo los patrones de la viticultura francesa (Briones, 2006; Del Pozo, 2014).

Los viticultores de la región del Maule tenían un perfil muy diferente. Más pobres que sus primos de Santiago, carecían de capitales y medios equivalentes. En 1764 los cabildantes señalaban que “la más espléndida cosecha de sus vinos, aguardientes y otros efectos, aún en todo el partido, no exceden la cantidad de dos o tres mil arrobas”. Teniendo en cuenta la productividad estándar de la época (10 plantas por una arroba), ello implicaba que las viñas maulinas tenían apenas entre 20.000 y 30.000 plantas. Estas modestas cantidades contrastan con las grandes haciendas de la época, como las de los jesuitas: la Hacienda de Longaví (actual Linares) tenía 35.000 cepas (Valladares, 1977) y la Hacienda de Mendoza llegaba a 50.000.

Mientras en el centro se construían los canales de riego con las aguas del Maipo, en Cauquenes predominaban las viñas de rulo en el secano costero e interior. No había recursos para conducción mediante braseros ni de sostén por tutores: solo se cultivaban cepas de cabeza. Mientras en el Maipo una viña se tasaba a valor de 4 reales por planta, en Cauquenes solía valuarse a 1 real por cepa. Mientras en Santiago los lagares eran de cal y ladrillo, cuyo precio rondaba los $ 150, en Cauquenes predominaban los lagares de cuero, que se conseguían a $ 5. Pero estos modestos valores facilitaban, en Cauquenes, el acceso de los pequeños campesinos pobres a la industria vitivinícola (Lacoste, 2011; Mayorga, 2014; Soto, 2015).

Marcela Medina Adán
FENARO
Estudio realizado por Pablo Lacoste Pablo Amalia Castro, Bibiana Rendón, Philippo Pszczólkowski, Natalia Soto, Michelle L. Adunka, José Jeffs, Alejandro Salas, Carolina Cofré, Emiliano Núñez.
Fotos Postales y fotos antiguas de Provincias de Chile.